domingo, 16 de octubre de 2011

Mes 8- Flores de pimpollos extraños

El mburucuyá

Silvia Rodríguez Paz, autora de Leyendas, palabras y letras entrerrianas dice que la leyenda del mburucuyá, pasionaria o flor de la pasión “es una de las leyendas que trasunta más religiosidad” ya que en ella el imaginario ha visto los atributos de la pasión de Cristo: la corona de espina, los tres clavos y, en el interior del fruto, las gotas de su sangre. Mburucuyá era el nombre que le había dado un indio guaraní a la hija de un capitán español, de la que se había enamorado. Los españoles descubren este amor imposible y matan al indio. Acompañada por la madre del enamorado, Mburucuyá va hasta la tumba de éste. Cava una fosa y con una flecha que el muerto le había regalado (en vida, obvio) se perfora el corazón. La vieja india cubre el cuerpo de la española y al día siguiente una planta, enlazada a un árbol arrojaba la bella flor nueva.

8 comentarios:

Marta Alicia Pereyra Buffaz dijo...

OTRA VERSIÓN DE LA LEYENDA

Un sacerdote llegado a las misiones del nordeste argentino con el propósito de predicar las enseñanzas del Divino Maestro, cruzaba todos los días la selva en busca de indios para convertir. Cierta vez al cruzar una picada, oyó el angustioso lamento de una niña que perseguida por un yaguareté, se había refugiado en las ramas de un débil árbol. Hacia allí se dirigió resueltamente el misionero, atrayendo sobre sí la furia del yaguareté, mientras gritaba a la desolada criatura que huyera velozmente para salvarse.

Mientras tanto la fiera, dejando una presa por otra, se abalanzó sobre el sacerdote, y con zarpazos terribles y potentes destrozó su vida. La sangre regó el blando suelo, sobre el que al poco tiempo nació una planta, el mburucuyá o pasionaria, cuya flor recuerda al mundo la belleza de sufrir por el bien de los demás...

http://www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi99/interolimpicos/usarelmate/leyendas/pag/plantas/pasion.htm

Saludos para todos.

Anónimo dijo...

Otra versión:
Aconteció esto en las cálidas tierras de Tupí, hace muchísimos años. Tupán no había creado todavía en aquel entonces ni el guayacán, ni el curupay, ni el canambí, ni muchas otras plantas prodigiosas, obra de sus milagros...

Había sobre la costa del Paraná una tribu feliz, muy feliz... Su cacique se llamaba Irnndi y la vida era una bendición de paz y felicidad. Para dicha mayor Irnndi tenía una hija cuyos ojos rivalizaban en esplendor con el Sol, a quien adoraba y adoraba su gente. Como era tradicional, antes de morir, Irnndi expresó que era su voluntad que su hija Isapi (rocío) se casara con el cacique Acaviray...

Y aquí comenzó la tragedia. Isapi no amaba y no podía amar a ese hombre inhumano con su gente.
Cuando su padre murió, antes que Acaviray pudiera tomarla, huyó por el bosque, resuelta a morir antes que caer en sus manos. Anduvo muchos días y muchas noches, hasta que sus fuerzas se agotaron y cayó rendida en la selva. Mientras la fiebre la consumía veía pasar en sueños las aguas del Paraná, al alcance de sus manos, deslizándose suaves y rumorosas, para darle en sus hilos cristalinos el precioso líquido para apagar su sed. Y ella bebía.. .bebía. .. hasta que las sombras de la inconsciencia más completa se apoderaron de su frágil y delicado ser. Ahí Mburucuyá aprendió la lengua de aquel hombre blanco y conoció al Dios cristiano.
Los indios convertidos que no conocían su nombre la llamaron Mburucuyá. En el silencio de las noches ella prometió a ese Dios bueno ofrendar algo en su honor. Y lo propuso al misionero: ir a la tribu que fue de su padre y ofrecerle en la Cruz el camino de la salvación. Y así lo hicieron. Caminaron largos días por la selva y sendas noches. Mburucuyá iba eufórica a cumplir con aquel deber de gratitud. . .

Llegaron por fin, y ella, la Isapi, la hija del cacique Irundi, explicó el alcance de la visita y el mensaje de Amor en nombre de Aquel ser infinitamente bueno, que había llenado de amor su corazón.

Acaviray, el taimado, escuchó atento a la desertora y, finalmente, con toda frialdad y cinismo, ordenó el lanceamiento de ambos. Misionero y sierva cayeron bajo las flechas arteras en la quietud de la selva, y la cortina de la noche se extendió sobre un drama más...

Pero al día siguiente en el preciso lugar de la ejecución había brotado una planta nueva. Era el Mburucuyá. Su flor era una cruz y Dios puso en ella los atributos de. su pasión: los tres clavos que horadaron sus manos y pies, la corona de espinas que ciñó su frente; las cinco llagas de luz y en el corazón de su corola, una a una las gotas de su sangre preciosa. Y fué desde entonces la eterna Mburucuyá, símbolo del sacrificio por amor a su Dios... .

Y Acaviray, al morir, se convirtió en pájaro agorero del mal, cuyo graznido anuncia el odio, y anda por los montes sin. reposo, despreciado de todos, llevando aún en sus ojos sanguinolentos todo el rencor que lo incitó al crimen... Es el cuervo o pitá cumpliendo su condena interminable en la soledad de los bosques umbríos por los siglos de los siglos....

Anónimo dijo...

Postre de maracuya (Esto es para sacarse el sabor a cristianismo de esta leyenda... Muy rico.)

1/2._taza de jugo de maracuya.
1._taza de crema de leche.
1._lata leche condensada.
3._claras de huevo.
3._yemas de huevo.
3._cucharadas de miel
1._cucharada ralladura de limon.

Prepararlo el dia anterior.
-Separar las claras y batirlas a punto de nieve, se le agrega una pizca de sal para que crezcan mas y le agregamos también azúcar.
-Mezclamos todos los ingredientes anteriores (la leche condensada y las yemas),
- lo vertemos en un molde y lo cubrimos con las claras y la ralladura del limon espolvoreada.
-Lo metemos en la heladera por unas ocho horas.

Guris, Juan.

Anónimo dijo...

Esto es para los adictos a Wikipedia:
El nombre la maracuyá —introducido a las lenguas europeas a través del portugués— es una corrupción del guaraní mburucuyá; etimológicamente mberu kuja, "criadero de moscas", por la dulzura del néctar que resulta atractivo para el desove de los insectos o más bien porque el contenido de sus frutos recuerda un grupo de moscas.

Marta Alicia Pereyra Buffaz dijo...

¡Qué rica receta, Juan!
Se me hace agua la boca.

LSM dijo...

El mburucuyá o maracuyá es la flor nacional del Paraguay. Además de como pasionaria, se la conoce también con el nombre de parcha, parchita o chinola.

La pulpa, el zumo, las flores y la infusión de las hojas del mburucuyá tienen un efecto relajante, mucho más pronunciado en el caso de la infusión, que puede utilizarse como sedante ligero o como calmante para dolores musculares o cefaleas; contiene varios alcaloides, entre ellos el harmano y el harmol.

Anónimo dijo...

Ya que hasta recetas tenemos esta semana, les dejo la letra de un tango:
La canción (Flor de mburucuyá)
Tango
Música: Juan de Dios Filiberto
Letra: Lito Bayardo
Flor de mburucuyá
abre tu balcón
para mi cantar.
Luz de mi corazón
oye la canción
que a tu encuentro va.
Flor de mburucuyá,
con tu nombre azul
en mi vida estás.

En un ventanal
así se escuchó
sentida canción
a una mujer.
Aquel trovador
por ella jugó
su sueño de amor
que tuvo y perdió.
De aquel ventanal
caía un jazmín,
con esta canción
tan dulce que oí.
Ahora, mi bien,
yo quiero cantar
la vieja canción
por vos y por mí.

Flor de mburucuyá
abre tu balcón
para mi cantar.
Luz de mi corazón
oye la canción
que a tu encuentro va.
Flor de mburucuyá
con tu nombre azul
en mi vida estás.
Fuente: http://www.todotango.com/Spanish/las_obras/Tema.aspx?id=e/iHYg0+N0k=
Silvana F.

Anónimo dijo...

Felicito a todos por sus aportes, es muy interesante comparar las diferentes versiones de las leyendas inspiradas en esta hermosa y rara flor. Les dejo el link de una presentación de Teresa Parodi cantando su Canción Flor de Mburucuyá.
http://www.youtube.com/watch?v=sLZRVF9R1GI
Daniela