
La calandria
Ute Bergdolt de Walschburger, escritora alemana que recorrió y documentó las leyendas de estas tierras en Leyendas de nuestra América. La historia de la calandria pertenece a Venezuela.
Un indio joven y esbelto llamado Urijamo tenía que dar las pruebas para convertirse en guerrero, pero se retrasaba constantemente por estar entretenido tocando una flauta que él había fabricado. Finalmente terminó su arco y sus flechas, con ellas tenía que cazar, y entregar al jefe de la tribu, una gallineta, un pato y una paloma. Internose en las selvas del Orinoco sin encontrar ninguna de las aves. Lleno de furia gritaba contra el Gran Espíritu mientras arrojaba flechas hacia el cielo, hacia cualquier ave. “Todas sus flechas dieron en el blanco; los animales ensangrentados iban cayendo, pero a Urijamo no le importaba cuántos mataba.” El Gran Espíritu se enojó, cansado de ver aquella matanza “dirigió los pasos del joven hacia el gran pantano donde las aguas y el fango lo aprisionaron”. Los pájaros que se habían escondido de las flechas volvieron a burlarse, cantando cada uno una melodía diferente y propia. El joven perdía la vida y el Gran Espíritu convirtió su cuerpo en una nueva ave, con los colores de los que lo rodeaban y capaz de cantar las canciones que había oído siendo humano. Así nació la calandria.