1. El dios que nace de las plumas
En su Ensayo de un diccionario mitológico universal de Federico Carlos Sainz de Robles se cuenta la historia de Huitzilopotchli, dios azteca de la guerra. “Hijo de la hermosa Koatlikoé, que lo concibió guardando en su seno un hacecillo de plumas que revoloteaba en el aire; los Ceutsonhuitsnahuis, hijos de Koatlikoé, al verla encinta se conjuraron para matarla; pero al ir a efectuar su intento, Huitzilopotchli, armado de pies a cabeza, salió del vientre de su madre y exterminó a sus hermanos.” Parecido a Atenea el dios mexicano ¿no?
8 comentarios:
Huitzilopotchli : 'colibrí zurdo' o 'colibrí del sur'. En el códex florentinus que contiene la Historia general de las cosas de la Nueva España habla de lo que sucedió luego del nacimiento del dios mexicano : "...se vistió sus atavíos, su escudo de plumas de águila, sus dardos, su lanza-dardos azul el llamado lanza-dardos de turquesa. Se pintó su rostro con franjas diagonales, con el color llamado ‘pintura de niño'. Sobre su cabeza colocó plumas finas, se puso sus orejeras. Y uno de sus pies, el izquierdo era enjuto, llevaba una sandalia cubierta de plumas, y sus dos piernas y sus dos brazos los llevaba pintados de azul. Y el llamado Tochancalqui puso fuego a la serpiente hecha de teas llamada Xiuhcóatl, que obedecía a Huitzilopochtli". Luego mató a casi todos sus hermanos.
Nace completamente armado, como la diosa griega Atenea, pero ese no es el único punto en común; Atenea suele ser representada con un mochuelo posado en su cabeza. En tiempos antiguos, Atenea bien pudo haber sido una diosa pájaro, parecida a la diosa desconocida representada con mochuelos, alas y garras de pájaro en el relieve Burney, una terracota mesopotámica de principios del II milenio adC. (Wikipedia); de hecho, esta ave, muy simil a nuestra lechuza, es llamada en en lmundo científico : Athene noctua.
Es impresionante la mitología azteca, encontré por ahí que, al dios nacido de plumas, le ofrecían sacrificios humanos; prisioneros de guerra a quienes se les extraía el corazón. Nada más que comentar, vamos a ver que sale en la actividad de este mes.
Saludos. Guris, Juan.
Relato del nacimiento de Huitzilopochtli
El códex florentinus que contiene la Historia general de las cosas de la Nueva España es una recopilación de textos del siglo XVI escrito en náhuatl, que recoge el siguiente relato del nacimiento de Huitzilopochtli:
Mucho honraban los mexicas a Huitzilopochtli
sabían ellos que su origen, su principio fue de esta manera: En Coatépec, por el rumbo de Tula, había estado viviendo, allí habitaba una mujer de nombre Coatlicue. Era madre de los cuatrocientos Surianos y de una hermana de éstos de nombre Coyolxauhqui. Y esta Coatlicue allí hacía penitencia, barría, tenía a su cargo barrer, así hacia penitencia, en Coatépec, la Montaña de la Serpiente. Y una vez, cuando barría Coatlicue, sobre ella bajó un plumaje, como una bola de plumas finas. En seguida lo recogió Coatlicue, lo colocó en su seno. Cuando terminó de barrer, buscó la pluma, que había colocado en su seno, pero nada vio allí. En ese momento Coatlicue quedó embarazada. Al ver los cuatrocientos Surianos que su madre estaba encinta, mucho se enojaron, dijeron: -“¿Quién le ha hecho esto? ¿Quién la dejó encinta? Nos afrenta, nos deshonra”. Y su hermana Coyolxauhqui les dijo: “Hermanos, ella nos ha deshonrado, hemos de matar a nuestra madre, la perversa que se encuentra ya encinta. ¿Quién le hizo lo que lleva en el seno? Cuando supo esto Coatlicue, mucho se espantó, mucho se entristeció. Pero su hijoHuitzilopochtli, que estaba en su seno la confortaba, le decía: -“No temas, yo sé lo que tengo que hacer” Habiendo oído Coatlicue las palabras de su hijo, Y entretanto, los cuatrocientos Surianos se juntaron para tomar acuerdo, y determinaron a una dar muerta a su madre, porque ella los había infamado. Estaban muy enojados, estaban muy irritados, como si su corazón se les fuera a salir. Coyolxauhqui mucho los incitaba, avivaba la ira de sus hermanos, para que .mataran a su madre. Y los cuatrocientos Surianos se aprestaron, se ataviaron para la guerra. Y estos cuatrocientos Surianos, eran como capitanes, torcían y enredaban sus cabellos, como guerreros arreglaban su cabellera. Pero uno llamado Cuahuitlícac era falso en sus palabras. Lo que decían los cuatrocientos Surianos, enseguida iba a decírselo, iba a comunicárselo a Huitzilopochtli. Y Huitzilopochtli le respondía: -“Ten cuidado, está vigilante, tío mío, bien sé lo que tengo que hacer”. Y cuando finalmente estuvieron de acuerdo, estuvieron resueltos los cuatrocientos Surianos a matar, a acabar con su madre,
luego se pusieron en movimiento, los guiaba Coyolxauhqui. Iban bien robustecidos, ataviados, guarnecidos para la guerra, se distribuyeron entre sí sus vestidos de papel, su anecúyotl, sus ortigas, sus colgajos de papel pintado, se ataron campanillas en sus pantorrillas, las campanillas llamadas oyohualli. Sus flechas tenían puntas barbadas. Luego se pusieron en movimiento, iban en orden, en fila, en ordenado escuadrón, los guiaba Coyolxauhqui. Pero Cuahutlícac subió en seguida a la montaña, para hablar desde allí a Huitzilopochtli, le dijo: -“Ya vienen”- Huitzilopochtli le respondió: -“Mira bien por dónde vienen”. Dijo entonces Cuahuitlícac: “Vienen ya por Tzompantitlan” Y una vez más le dijo Huitzilopochtli: -“¿Por dónde vienen ya? Cuahuitlícac le respondió: -“vienen ya por Coaxalpan”. Y de nuevo Huitzilopochtli preguntó: -“Mira bien por dónde vienen”. En seguida te contestó Cuahuitlícac: -“vienen ya por la cuesta de la montaña”. Y todavía una vez más le dijo huitzilopochtli: -“Mira bien por dónde vienen”. Entonces le dijo Cuahuitlícac: -! Ya están en la cumbre, ya llegan, los viene guiando Coyolxauhqui”.
Continuación:
En ese momento nació Huitzilopochtli, se vistió sus atavíos, su escudo de plumas de águila, sus dardos, su lanza-dardos azul el llamado lanza-dardos de turquesa. Se pintó su rostro con franjas diagonales, con el color llamado ‘pintura de niño. Sobre su cabeza colocó plumas finas, se puso sus orejeras. Y uno de sus pies, el izquierdo era enjuto, llevaba una sandalia cubierta de plumas, y sus dos piernas y sus dos brazos los llevaba pintados de azul. Y el llamado Tochancalqui puso fuego a la serpiente hecha de teas llamada Xiuhcóatl, que obedecía a Huitzilopochtli. Luego con ella hirió a Coyolxauhqui, le cortó la cabeza, la cual vino a quedar abandonada en la ladera de Coatépetl. El cuerpo de Coyolxauhqui fue rodando hacia abajo, cayó hecho pedazos, por diversas partes cayeron sus manos, sus piernas, su cuerpo. Entonces Huitzilopochtli se irguió, persiguió a los cuatrocientos Surianos, los fue acosando, los hizo dispersarse desde la cumbre del Coatépetl, la montaña de la serpiente. Y cuando los había seguido hasta el pie de la montaña los persiguió, los acosó cual conejos, en torno de la montaña. Cuatro veces los hizo dar vueltas. En vano trataban de hacer algo en contra de él, en vano se revolvían contra él, al son de los cascabeles y hacían golpear sus escudos. Nada pudieron hacer, nada pudieron lograr, con nada pudieron defenderse. Huitzilopochtli los acoso, los ahuyento, los destruyó, los aniquilo, los anonado. Y ni entonces los dejó, continuaba persiguiéndolos. Pero, ellos mucho le rogaban, le decían: -“¡Basta ya!”. Pero Huitzilopochtli no se contentó con esto, con la fuerza se ensañaba contra ellos, los perseguía. Sólo unos cuantos pudieron escapar de su presencia, pudieron librarse de sus manos. Se dirigieron hacia el sur, porque se dirigieron hacia el sur se llamar Surianos, los pocos que escaparon de las manos de Huitzilopochtli. Y cuando Huitzilopochtli les hubo dado muerte, cuando hubo dado salida a su ira, les quité sus atavíos, sus adornos, su anecúyotl, se los puso, se los apropió los incorporó a su destino, hizo de ellos sus propias insignias. Nadie apareció jamás como su padre. A él lo veneraban los mexicas, le hacían sacrificios, lo honraban y servían. Y Huitzilopochtli recompensaba a quien así obraba. Y su culto fue tomado de allí, de Coatépec, la montaña de la serpiente, como se practicaba desde los tiempos
más antiguos.
http://es.wikipedia.org/wiki/Huitzilopochtli
Saluditos para todos
También cuenta la leyenda, recopilada por Fray Bernardino de Sahagún, en el conocido Códice Florentino, que Huitzilopochtli tomó la cabeza de su hermana y la arrojó al cielo, la cual se transformó en la Luna...
Silvana F.
Junto con Quetzalcóaltl, Tezcatlipoca y Xipr-Topéc; Huitzilopochtli conforma el cuarteto de los dioses creadores para la cosmogonía azteca. Al ser el dios del sol y de la guerra, era el más temido y odiado por los pueblos vecinos, ya que para que renazca cada amanecer del vientre de su madre, debía ser alimentado con sangre y corazones humanos, por lo que se ofrecían en sacrificio a los prisioneros de guerra o guerreros muertos en las batallas. También se dice, que los sacrificados pasaban a formar parte del brillo del sol y podían volver a reencarnar en colibríes.
Fuente: Diccionario de mitología de Hernán di Nucci.
Daniela G.
Me permito mencionar una incoherencia: ¿cómo es que el dios nace de un hacecillo de plumas si luego es un dios creador? Entonces, ¿las plumas ya habían sido creadas?
Franco Fontanini
Este mito me recuerda una de las historias narradas en el libro Teogonía de Hesíodo. Huitzilopotchli, al igual que Cronos, defiende a su madre, con la particularidad de salvar también a sus hermanos.
Valeria Vaccari
ENCONTRÉ LA POESÍA "MEXICO INSURRECTO" DE CLAUDIO GILARDONI, ES MUY FUERTE... SALUDOS
BELÉN ZAVALLO
Caerá Tenochtitlán
y sus dioses del Mal y de la Guerra.
Nuestros niños son nuestros: de la tierra
y del cielo de México: serán
nunca más carne humana
del dios Huitzilopotchli, el Sanguinario.
Arrancan corazones: a mi hermana,
a mis padres y al hijo (necesario,
según el amo azteca,
para que el Orden Cósmico persista).
Pero yo sé que peca
quien destripa a los niños, quien conquista
para arrancar la piedra y apilarla
en mil templos a dioses carniceros.
Iremos a asaltarla
a la ciudad del amo Moctezuma,
y seremos primeros
en escalar pirámides malditas.
¡Hombre esclavo de México, te abruma
la opresión del caníbal: necesitas,
como antaño, ser libre cual las aves!
¡Lo harás matando aztecas, bien lo sabes!
Los españoles luchan por el oro,
dorada cacerola para el ajo,
metal para el adorno y vil vajilla.
Que engorden del estúpido tesoro
esos blancos barbados, a destajo.
Tenochtitlán es nuestra pesadilla.
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